
Nacida en Montevideo, fue modelo, promotora, y hasta profesora y promesa olímpica de patín artístico. Sin embargo, en la actualidad no tiene intenciones de calzarse los patines de hielo y sumarse a la troupe de Patinando por un sueño. “Tengo miedo de lastimarme, porque tengo un problema de columna, y debo seguir laburando. ¡Quiero que me llamen para el Bailando!”, dice casi desesperada por sumarse a “ShowMatch”. Casada hace más de una década con el jugador Quique Ferraro, viajó por Chile, Ecuador, Bolivia y Honduras durante seis años para seguir los pasos deportivos de su pareja, con quien tuvo a Diego, su único hijo. “A los dos les encantó la obra. Vinieron a visitarme y paseamos por Buenos Aires. Pero en Uruguay, mi hijo no sale a la calle conmigo. Allá soy muy conocida, y los amigos le hablan de mí. A mi marido lo respetan mucho. Además soy de ir a verlo a la cancha, aunque contra algunos equipos no puedo”, revela la infartante rubia, que no recibe reproches ni escenas de celos de los hombres de la familia por su profesión. Es más, admite que las veces que la llamaron para ofrecerle plata por sexo, “le paso el teléfono a mi marido para ahuyentar a los atrevidos”.
Con medidas voluptuosas, que acaparan la atención, Farro asegura: “Quiero quedarme en Argentina y crecer haciendo televisión y teatro. Me gustaría que la gente me vea como una profesional y no como un cacho de carne. Soy más que unas tetas y un culo”.
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